Y ahora os preguntaréis por qué.
¿Por qué? Por beberse una Pepsi mientras estaba en horas de servicio...Y es que, en Estados Unidos, todo puede pasar. Como es normal, tanto sus compañeros como el sindicato de trabajadores se han puesto en pie para abogar por su compañero. La empresa afirma que no usó semejante pretexto para finalizar el contrato del señor, pero...¿nos lo tenemos que creer?
Mientras leía la noticia, me ha causado risa; y me causa risa porque el argumento de despido es tan ridículo que carece de sentido alguno...¿quiere decir que porque el camionero se tome una bebida de la competencia, deja de ser mejor trabajador?, ¿hasta que punto este hecho falta a las normas de conducta y ética de la compañía líder? Pues bien...no sabemos qué habrá pasado con el pobre hombre, si el despedido se habrá hecho improcedente y habrá reclamado por ello, si lo habrán readmitido...lo único que sé es que este mundo cada vez está más loco y que las personas que lo habitamos lo estamos convirtiendo en algo similar a un campo de batalla...Confundimos conceptos de competencia y eficiencia, confundimos trabajo con orgullo y un sinfín de terminologías que nos complican la vida; y lo único que sacamos en limpio de todo esto es un ambiente de prejuicios, malestar y crisis.
Y es que me viene a la mente, como no, la tan conocida crisis por la que sucumbe nuestro país desde hace ya un tiempo...esta noticia ha pasado en Estados Unidos, pero quién no te dice a ti, querido lector, que a cualquiera de tus vecinos les haya pasado un caso similar con un pretexto parecido. ¡Hoy en día cualquier argumento es bueno para despedir a alguien! Es lo único que saco en claro de todo esto...
¡Hasta la próxima!
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